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viernes, 26 de abril de 2013

Más allá de la indignación

Ayer fue un día histórico, un día para el ¿olvido o para el recuerdo? , el día 25 de Abril, apareció ya desde primeras horas de la mañana el dato de la EPA, la Encuesta de Población Activa, con unos datos que jamás antes habían existido y que se vuelven absolutamente insoportables, más del 27% de paro y rozando el 40%  en algunas provincias del País; sin embargo y a pesar de lo duro del dato, la población está indignada pero no está por la labor de exigir responsabilidades al Gobierno. Cualquier Gobierno se sentiría consternado y avergonzado, quizá incluso impotente, y esa impotencia le llevaría a intentar gobernar junto con el resto de diputados del congreso, sin embargo en nuestro caso, la sin razón y el empecinamiento nos van a volver a llevar a una debacle cuyo precedente fue con el anterior gobierno, el gobierno del PSOE.
En ambos casos llevamos escuchando mentiras piadosas de que el final de la crisis está ahí, a la vuelta de la esquina, pero ni siquiera hemos divisado la esquina, se nos hace creer que está ahí, cercana, y entre tanto numerosas familias pierden poder adquisitivo y otras ya lo han perdido todo. Estas personas, estas familias, ni siquiera pueden ya ir a protestar, ni siquiera les quedan fuerzas para otra cosa que no sea seguir aguantando como un perro callejero, las patadas de la gente que no quiere verlos, y al igual que esos perros que vemos por las calles, con el rabo entre las piernas, con la mirada triste, fijándose en tus ojos para hacerte entender que si tu no le quieres nadie más le querra, así te miran ya estos desamparados que son tan españoles como los demás. Igual que esos perros te miran y cuando les miras fijamente con cara de no aceptar amigos, se dan la vuelta y no hacen frente a ningún tipo de agresión, así los desamparados se dan también la vuelta y sienten en su interior la indignación de los demás porque ellos existan.
Podríamos por fin ser conscientes de que todos somos españoles, de que todos tenemos el derecho de estar aquí y poder vivir, sólo eso, vivir con cierta dignidad.
Ayer, 25 de Abril, había una manifestación que supuestamente iba a causar un espacio para la reflexión al Gobierno, sin embargo, no ha sido así, ya desde hacía días los encargados de reventar las protestas ciudadanas, habían estudiado las estrategias a seguir para que eso no sucediera, y lo consiguieron, pero cuántas veces más lo van a conseguir. Acaso se puede humillar y mentir a toda una población durante mucho tiempo, no, no se puede; el único modo posible es mediante el miedo, y eso es lo que han puesto en práctica desde el Gobierno, el mecanismo del miedo. Hay responsables de eso, quizá no los que tenían esa responsabilidad tanto como otros que son irresponsables, pero que ahí están, con el poder y utilizándolo, pero en nombre de qué y por qué, pues eso eso lo que no alcanzo a comprender, el espacio que yo dejo a la reflexión.
Quizá el deseo de todos estos personajes es el de que los indeseables, los desamparados, desaparezcamos de su vista; estoy seguro de que no contemplan más que eso; simplemente no quieren saber que existimos y que tenemos problemas y derechos como el resto de españoles.
Muchos están al borde de perder la paciencia, al borde de perder el miedo, de perder la educación que tantos años y trabajo nos ha costado.
Muchos decían que no había habido una transición total, yo digo que sí, que la hubo, y que la prueba de que somos un país avanzado es ésta, la de que en una situación de riesgo familiar como la que hay, los padres de familia, siguen sin delinquir para dar de comer a sus hijos. ¿Se puede pedir algo más?