Para nada el título de este post con su contenido, pero de algún modo hay que llamarlo y en mi opinión es fiel a la realidad.
Estoy en contra de la violencia de cualquier tipo, subrayo de cualquier tipo, esto vaya por delante; sin embargo tengo que confesar que cada día me cuesta más trabajo aceptar a las personas que no son buena gente con los demás, no sólo hablo de aceptar en cuanto a aceptarlas y respetarlas, más bien pienso que no merecen ningún respeto ni mi aceptación, ni la de los demás, porque si no hay personas que les reclamen un comportamiento más humano es muy probable que ellos sigan siendo mala gente.
El problema creo que está derivado de su nacimiento, tengo la sensación de que son errores de una noche, de dos personas que aún siendo pareja legal y sacramentalmente, no eran compatibles a la hora de educar a esos hijos... aunque su madre fuera una santa.
Muchas son las parejas que tienen, mejor dicho que tuvieron hijos hace ya mucho tiempo, que les educaron de un modo muy relacionado con los modismos de una Iglesia que nada tiene que ver con el cristianismo y que más tarde les prepararon para ser básicamente funcionarios.
Me parece normal que un dependiente de una tienda, un comerciante, un empresario, trate de convencerte de lo bueno de sus productos, me parece hasta cierto punto y aunque te mientan, lo lógico, además es algo que todo cliente espera, que le hablen de un modo sin tacha ni problema de lo que pretende comprar. Pero cuando se trata de tratar con funcionarios, uno siempre piensa que esa persona nada gana ni pierde con su forma de tratarte, es decir, no se lleva comisión ni pierde dinero de su nómina por la forma en la que te atiende.
Además de ello son personas que se entiende están ahí para mejorar la vida de los demás, por qué entonces se da en la mayoría de las circunstancias el caso contrario, como si a un trabajador público le costase dinero ayudarte a comprender algo, a hacer una mejor declaración de la renta, a recibir cualquier tipo de información por parte de la administración.
Mi queja no es contra todos los funcionarios, porque a decir verdad también me he encontrado con gente que merecía la pena de verdad y lo cierto es que es todo un placer encontrarse con esas personas, valen lo que cobran y por comparación con muchos compañeros muchísimo más. Sin embargo todos los funcionarios cobran igual según su baremación, todos tienen los mismos derechos y nosotros los ciudadanos que precisamos de sus servicios ni siquiera podemos elevar una queja o por qué no dar las gracias por tan buen servicio; tenemos que conformarnos con lo que nos toque, las más de las veces y vuelvo a repetir que no siempre, gentes que están ahí para aparentemente joder al ciudadano, eso sin que a ellos les cueste nada.
Estoy convencido de que si esto lo lee algún buen funcionario me dará la razón y el mal funcionario dirá que hay que ir contra la gente que como yo critica esto; lo cierto es que me da igual lo que opinen los segundos, para mí son gentes sin valor ninguno y quizá algún día reciban su merecido, es decir, la desaprobación ganada a pulso durante años de trabajo remunerado pero no ganado de verdad, y por parte de los primeros, los que de verdad son buenos funcionarios mi agradecimiento, sigan así, demuestran ser hijos de una relación sexual en condiciones, demuestran que su genética es buena, que su ilusión en la vida por ser buena gente, buenos conciudadanos, es la que debe ser, así que mi enhorabuena.
Estoy en contra de la violencia de cualquier tipo, subrayo de cualquier tipo, esto vaya por delante; sin embargo tengo que confesar que cada día me cuesta más trabajo aceptar a las personas que no son buena gente con los demás, no sólo hablo de aceptar en cuanto a aceptarlas y respetarlas, más bien pienso que no merecen ningún respeto ni mi aceptación, ni la de los demás, porque si no hay personas que les reclamen un comportamiento más humano es muy probable que ellos sigan siendo mala gente.
El problema creo que está derivado de su nacimiento, tengo la sensación de que son errores de una noche, de dos personas que aún siendo pareja legal y sacramentalmente, no eran compatibles a la hora de educar a esos hijos... aunque su madre fuera una santa.
Muchas son las parejas que tienen, mejor dicho que tuvieron hijos hace ya mucho tiempo, que les educaron de un modo muy relacionado con los modismos de una Iglesia que nada tiene que ver con el cristianismo y que más tarde les prepararon para ser básicamente funcionarios.
Me parece normal que un dependiente de una tienda, un comerciante, un empresario, trate de convencerte de lo bueno de sus productos, me parece hasta cierto punto y aunque te mientan, lo lógico, además es algo que todo cliente espera, que le hablen de un modo sin tacha ni problema de lo que pretende comprar. Pero cuando se trata de tratar con funcionarios, uno siempre piensa que esa persona nada gana ni pierde con su forma de tratarte, es decir, no se lleva comisión ni pierde dinero de su nómina por la forma en la que te atiende.
Además de ello son personas que se entiende están ahí para mejorar la vida de los demás, por qué entonces se da en la mayoría de las circunstancias el caso contrario, como si a un trabajador público le costase dinero ayudarte a comprender algo, a hacer una mejor declaración de la renta, a recibir cualquier tipo de información por parte de la administración.
Mi queja no es contra todos los funcionarios, porque a decir verdad también me he encontrado con gente que merecía la pena de verdad y lo cierto es que es todo un placer encontrarse con esas personas, valen lo que cobran y por comparación con muchos compañeros muchísimo más. Sin embargo todos los funcionarios cobran igual según su baremación, todos tienen los mismos derechos y nosotros los ciudadanos que precisamos de sus servicios ni siquiera podemos elevar una queja o por qué no dar las gracias por tan buen servicio; tenemos que conformarnos con lo que nos toque, las más de las veces y vuelvo a repetir que no siempre, gentes que están ahí para aparentemente joder al ciudadano, eso sin que a ellos les cueste nada.
Estoy convencido de que si esto lo lee algún buen funcionario me dará la razón y el mal funcionario dirá que hay que ir contra la gente que como yo critica esto; lo cierto es que me da igual lo que opinen los segundos, para mí son gentes sin valor ninguno y quizá algún día reciban su merecido, es decir, la desaprobación ganada a pulso durante años de trabajo remunerado pero no ganado de verdad, y por parte de los primeros, los que de verdad son buenos funcionarios mi agradecimiento, sigan así, demuestran ser hijos de una relación sexual en condiciones, demuestran que su genética es buena, que su ilusión en la vida por ser buena gente, buenos conciudadanos, es la que debe ser, así que mi enhorabuena.
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