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viernes, 17 de enero de 2014

Pon el título tu mismo, porque esto lo escribí hace cinco años y ya no tiene nombre.

No hay modo de que el ser humano deje su egoísmo y su deseo de manipular a los demás.
Probablemente lo que les ocurre a estos manipuladores es que no saben si son felices o no, si no es midiendo, comparando, su situación con la de los demás.
Para ser felices necesitan tener la certeza de que están, desde un punto de vista infantil, no desarrollado, por encima de los demás, ya sea socialmente, económicamente o culturalmente; en este último aspecto, en el de lo cultural, habría mucho que decir, puesto que para ellos la cultura está directamente relacionada con la altura social y económica, siendo para ellos inexplicable la intelectualidad desde el plano de el desinterés por acaparar poder económico o posición social.
Estos seres, creados por la naturaleza a imagen y semejanza de los demás, son destructores de la felicidad de los demás, son como caníbales de su propia especie, sólo que en vez de utilizar la antropofagia utilizan la antropo-humiliatione, que viene a ser que en vez de engullirnos a mordiscos y digerir nuestra carne, se conforman con humillarnos y digerir felizmente esa, nuestra sumisión.
No sé cuándo van a hacerse conscientes de que todos somos iguales, todos estamos creados por los mismos patrones de la naturaleza, que además desde su punto de vista religioso, temeroso de divinidades ya obsoletas y absurdas, todos somos hermanos, al menos en el plano de que compartimos genética; esto último empieza a avergonzar un poco, empieza a generar un deseo de genocidio de todos aquellos que avergüenzan al resto, a los que nos sentimos conformes simplemente siendo seres humanos, los que no tenemos ese deseo de someter a otros habitantes del planeta,  los que simplemente queremos colaborar y ayudar y compartir con los que aquí habitamos, este viaje que es la vida; un viaje que no sabemos y no decidimos que queremos hacerlo, pero que puede ser maravilloso y también puede ser triste, y esto último depende de los compañeros de viaje, de esos compañeros que tratan de ser los que deciden por nosotros, por el camino hemos de ir, cómo hemos de ir vestidos, cómo hemos de interpretar lo que vemos y sentimos, cómo tenemos que educar a nuestros hijos, si está bien o mal que nuestra sexualidad sea una u otra, si somos o no capaces de vivir sin temores divinos, si somos o no conscientes de que al final del viaje no nos dejarán llevarnos nada, todo quedará aquí, sólo dejaremos nuestra memoria.
Durante siglos, porque estos seres llevan manipulando a los demás desde que el hombre dejó su primer legado escrito, se han rodeado de escribas, de periodistas hoy día, que han dejado su memoria debidamente  confeccionada para la adoración y respeto de las generaciones venideras.
Yo hoy día me pregunto si realmente Alfonso X era tan sabio, si escribió sus cántigas o si Nerón fue tan sanguinario, tan cruel, o si todo esto no fueron más que los ardiles de todos aquellos intérpretes de la historia. Igual, pero aún peor y más triste ocurre con las enseñanzas que la Iglesia Católica montó desde el comienzo de su nacimiento para el control del mundo y que muy a pesar de personajes históricos como Galileo, como Lutero y muchos otros, continúa influyendo sobre manera nuestro modo de vida.
Aún hoy, en el siglo XXI, la iglesia, sus brazos, siguen dominando la economía, los pensamientos, los modos de vida; puesto que en la mayor parte de los gobiernos hay personajes claramente influenciados por la Iglesia.
Yo culpo de esta "crisis" a la Iglesia, no directamente a los banqueros, sino a la Iglesia, a todos los que componen esta gran fuerza que lleva dominando el sentido común más de dos mileños. Entre todos estos magnates de la economía, de la información y de la política, se haya siempre la iglesia católica; aquella que creo la Inquisición, aquella que se ha asociado al Franquismo, aquella que se asoció en un primer momento al Nazismo, aquella que permitía y apoyaba a Pinochet, aquella que permitió que en áfrica no se utilizara el preservativo teniendo unos resultados extremadamente tristes 20 años después,  aquellos que viendo que los más desprotegidos del planeta lo pasan mal, son capaces de crear secciones paralelas que son envidiables y fieles al verdadero amor, mientras ellos, en sus  grandes tronos, con sus horteras trajes, con sus cruces y joyas de oro, gobiernan el mundo.
Nuestra crisis no es nuestra, aunque la suframos nosotros. Nuestra crisis la estamos sufriendo porque nos sentimos en deuda con nuestro país, y sin embargo nuestro país no se siente en deuda con nosotros. Le hemos concedido al País, al Estado, a la Bandera, un valor que no deja de ser simplemente simbólico, porque lo cierto es que todo eso existe porque existimos nosotros, el día que nosotros dejemos de existir eso también lo hará.
Imaginaos un gran señor, con cien esclavos a su alrededor, capaces de procurarle comida y comodidad, y este gran señor no se preocupa por si los esclavos mueren o no, simplemente continúa su vida, y en un tiempo se le mueren la mayor parte de esclavos quedándole tres, creéis que éstos tres serán capaces de darle todo lo que él ha hecho necesitar, pues no, seguramente los tres se le revelarán.
Así que el sistema actual persiste porque los lacayos del sistema lo permiten, es decir, si el ejercito, la policía y todos aquellos que aún creen, que aún tienen la seguridad de supervivencia, pensaran en algún momento o se vieran abocados a esa falta de supervivencia, sin duda se unirían a los que no tienen esa capacidad de supervivencia, es decir, el gran señor se quedaría sólo, esto es duro, pero tiene que hacer pensar porque no deja de ser cierto e importante.
Estamos en una crisis virtual, ficticia, que no es real más que porque nos la están enseñando así, pero ¿acaso no sería mejor la situación si nos cargáramos el sistema actual, si el sistema actual se reconvirtiera en una verdadera democracia? Es decir, si los partidos políticos actuales tuvieran que dejar sus cargos y no se le volviera a permitir nunca jamás a ningún político volver a ejercer la política. ¿Te imaginas a Rajoy de camarero o de mecánico? ¿Te imaginas a Zapatero de zapatero remendón? Es probable que ni siquiera seas capaz de imaginarlo, y si es así, quizá sea porque en tu interior estás verdaderamente sometido, piénsalo.
Pues seguramente sí, sería así, aunque sin duda no sería tampoco una solución a corto plazo, pero sí recrearíamos un ambiente de ilusión, de fé en que estamos aquí para algo, para ayudarnos los unos a los otros.
Hay cien mil ONG que llevan mucho tiempo preocupándose por lo que los gobiernos dicen no poder preocuparse, y esto es injusto, falaz y absurdo; porque los Estados somos todos y si todos no podemos y sí pueden unos pocos, pues como que no es comprensible.
Así que desde ahora deja de ver en tu prójimo el traje que le cubre, porque bajo ese manto de marcas de ropa sobrevaloradas hay una persona que no se preocupa más que de sí misma, estos son los políticos (con excepciones y ellos saben quién es excepción y quien sinvergüenza), los banqueros (no sé si habrá alguna excepción, pero ya decían ellos que era más fácil que entrase un camello en el ojo de una aguja que...) y por encima de ellos el poder que domina su pensamiento, La Iglesia.

NOTA FINAL:  Hoy estamos en Enero de 2014 y confieso que tengo la esperanza de que el actual Papa ponga un poco de orden en esta situación, pero llevará tiempo.