La situación actual a nivel internacional pasa por momentos difíciles. Si bien hace apenas tres años fueron las crisis, no extintas aún, de los países Árabes, la situación económica por la que sea atraviesa en el sur de Europa y también en el resto aunque con menor intensidad, ahora se le suman la situación extremadamente preocupante de Ucrania y la no menos preocupante de Venezuela, ambos países están inmersos en una evidente toma de conciencia de que lo que habían vivido no se corresponde en absoluto con una democracia, además de ello está el problema Sirio y los innumerables problemas de muchos más países de los que jamás salen en las noticias de los medios de comunicación, si no es porque Médicos sin Fronteras, Amnistía Internacional y otras ONG cuando les dejan nos lo recuerdan.
En fin, el caso es que el panorama internacional es preocupante. En España además de los problemas de los que no tienen trabajo, ni recursos de ningún tipo, se suman ya los que empiezan a tener problemas económicos aún teniendo trabajo, porque la última reforma laboral fue absolutamente dura con los más desfavorecidos. A éstos ahora se empiezan a sumar todos los subsaharianos que piensan que aquí podrán recomenzar su vida con mayor fortuna de la que tenían en sus países, algo que a muchos nos parece muy poco probable para la inmensísima mayoría, si bien no se descarta que algunos sí puedan tener algo de suerte y puedan salir adelante de una forma más o menos digna.
No es tranquilizadora la situación, porque no hay quien pueda arreglar esto, es cuestión de voluntad internacional y dejar de lado avaricias que sólo nos llevarán a un conflicto mayor.
No es que tenga miedo pero sí intuyo que si no empieza a haber cambios es muy probable que no más allá de tres años estos conflictos causen un comienzo internacional con diferentes bandos, una especie de guerras civiles repartidas por todos sitios, de un lado los que desean una democracia para todos y que todos tengan los mismos derechos y deberes y del otro los que prefieren una democracia como la que actualmente se vive en EEUU o Europa, es decir, una democracia hecha para los poderosos, para la economía, para el mundo liberal más salvaje.
Ojalá este temor mío, esta situación que se atisba de no cambiar las cosas, sea sólo una impresión errónea y no llegue a ocurrir nada.
Por otro lado también cabe la posibilidad de que todas las democracias cambien hacia un sistema en el que todos tengan cabida y participación y donde la transparencia sea la tónica dominante. Si ocurriera esto es muy probable que también haya conflictos, porque los que ahora ostentan el poder viendo que lo pierden no van a quedar en silencio.
Un tema que aún preocupa más, es que cuando la gente está en el poder se vuelve avariciosa y la avaricia lleva al desentendimiento de la búsqueda de la verdad, la verdad no importa, la verdad es tan simple desde el punto de vista de ellos como que el ser humano está en lucha constante por crecer y que los que no crecen es porque no luchan, y en esa lucha cabe todo, absolutamente todo.
En fin, el caso es que el panorama internacional es preocupante. En España además de los problemas de los que no tienen trabajo, ni recursos de ningún tipo, se suman ya los que empiezan a tener problemas económicos aún teniendo trabajo, porque la última reforma laboral fue absolutamente dura con los más desfavorecidos. A éstos ahora se empiezan a sumar todos los subsaharianos que piensan que aquí podrán recomenzar su vida con mayor fortuna de la que tenían en sus países, algo que a muchos nos parece muy poco probable para la inmensísima mayoría, si bien no se descarta que algunos sí puedan tener algo de suerte y puedan salir adelante de una forma más o menos digna.
No es tranquilizadora la situación, porque no hay quien pueda arreglar esto, es cuestión de voluntad internacional y dejar de lado avaricias que sólo nos llevarán a un conflicto mayor.
No es que tenga miedo pero sí intuyo que si no empieza a haber cambios es muy probable que no más allá de tres años estos conflictos causen un comienzo internacional con diferentes bandos, una especie de guerras civiles repartidas por todos sitios, de un lado los que desean una democracia para todos y que todos tengan los mismos derechos y deberes y del otro los que prefieren una democracia como la que actualmente se vive en EEUU o Europa, es decir, una democracia hecha para los poderosos, para la economía, para el mundo liberal más salvaje.
Ojalá este temor mío, esta situación que se atisba de no cambiar las cosas, sea sólo una impresión errónea y no llegue a ocurrir nada.
Por otro lado también cabe la posibilidad de que todas las democracias cambien hacia un sistema en el que todos tengan cabida y participación y donde la transparencia sea la tónica dominante. Si ocurriera esto es muy probable que también haya conflictos, porque los que ahora ostentan el poder viendo que lo pierden no van a quedar en silencio.
Un tema que aún preocupa más, es que cuando la gente está en el poder se vuelve avariciosa y la avaricia lleva al desentendimiento de la búsqueda de la verdad, la verdad no importa, la verdad es tan simple desde el punto de vista de ellos como que el ser humano está en lucha constante por crecer y que los que no crecen es porque no luchan, y en esa lucha cabe todo, absolutamente todo.