A menudo nos pasamos la vida defendiendo posiciones o grupos políticos con el argumento de si son de izquierdas o de derechas, pero pocas veces sabemos o tenemos claro qué es lo uno y en qué se diferencia de lo otro, en cualquier caso esta controversia siempre estará abierta por la contradicción y la intromisión de los propios partidos políticos en los feudos filosóficos de los otros.
Intentaré explicar esto primero en términos generales, desde ahí caben ya todo tipo de disquisiciones y planteamientos.
IZQUIERDA POLÍTICA: Es la que defiende un Estado de convivencia donde prime la Igualdad de derechos, la Aconfesionalidad del Estado y el Progreso, éste último se entiende desde un punto de evolución en el pensamiento y comportamiento del hombre, en el que cabe contradictoriamente, por ejemplo, el conservadurismo en el sentido ecológico, en las formas de vida respetuosas con la naturaleza, entendiéndose esto como progreso en el sentido de que se cambia del estilo destructivo al constructivo.
Básicamente la Izquierda política está caracterizada por la aconfesionalidad del Estado, es decir, que cada quien es libre de pensar, opinar o practicar cualquier tipo de religión sin que ello afecte a la convivencia con las otras personas, por lo que las normas de convivencia, es decir, la política, no pueden estar afectadas sino por la aconfesionalidad, la no intromisión de ninguna religión en las reglas de convivencia.
DERECHA POLÍTICA: Es la que defiende un Estado de convivencia regulada por los principios morales relacionados con creencias religiosas, por encima de todo esto rige el resto de relaciones de convivencia. Defiende también lo privado sobre lo público en la creencia de que mediante lo privado se establecen los mecanismos de control que adquiere la competitividad. Defiende también el Capitalismo, permitiendo que no existan controles máximos de ganancias, que cualquier tipo de forma económica quepa aún siendo ésta negativa para algunos sectores de la sociedad. Se entiende desde este sistema que todo el mundo podrá llegar al poder desde abajo con esfuerzo pero sin la ayuda del Estado. La Derecha política no cree en la libertad de pensamiento, sino en regular las ideas al modo en el que la religión o las costumbres lo determinen.
NOTA: Este sistema de derechas no se da sólo en países de corte y tradición católica, sino en todos los países del mundo donde tradicionalmente se ha practicado una religión o se continúa practicando.
Básicamente éstas serían las diferencias entre derecha e izquierda, si bien se podrían introducir matices de todo tipo tanto para la una como para la otra.
La mayor parte de la población se autodefine como de uno u otro pensamiento o movimiento político, aunque siempre ha habido y está en pleno crecimiento el grupo de personas que dicen no ser o no estar ni en uno ni en otro; éstos son los que habitualmente deciden quién va a gobernar en unas elecciones, puesto que los grupos comprometidos, los que sí dicen ser de derecha o izquierda, normalmente y aún no estando de acuerdo con el método o resultados de un gobierno, siguen permaneciendo fieles a su filosofía.
Durante todo el siglo XX éste era el único planteamiento que tenían las diferentes democracias que han venido sucediéndose en el planeta, sin embargo ahora parece que empiezan a proliferar movimientos donde no queda muy claro qué es y cuál es el verdadero planteamiento u organigrama de actuación de uno u otro grupo, por lo que empiezan a aparecer otros grupos de corte más social y respetuoso con las ideas pero que exigen que sean las mayorías las que decidan por todos y no los grupos de izquierda o derecha por toda una legislatura.
Explicaré esto de otro modo; muchas personas, en el mundo entero, empiezan a entender la vida como algo intrínsecamente personal, en el que las libertades y decisiones personales deben ser defendidas, motivo por el que entienden que el respeto a lo personal debe primar sobre el respeto a ideologías, que las más de las veces están obsoletas y malogradas.
Por supuesto de toda la amalgama de planteamientos de cada ideología se salvan muchos de ambos lados, pero no hay modo de crear una ideología nueva que no contemple como imprescindible la libertad de elección de cada persona.
Citaremos como ejemplos, no temas concretos sino temas más amplios, como la religión, estos nuevos grupos de personas que no se identifican ni con la derecha ni con la izquierda no pretenden abolir la religión, ninguna religión, puesto que ello es una de las formas de libertad personal, lo que realmente piden es que la religión que cada quien practique no esté presente en los estamentos, ni estatutos, ni símbolos, ni filosofía, de ningún gobierno y por supuesto tampoco en las Instituciones, pero por encima de todo, que también las religiones practiquen el respeto hacia quienes no las practican.
A muchas de estas personas sí les gustan algunos planteamientos capitalistas o al menos no están en contra del capitalismo, pero claro hay que explicar qué tipo de capitalismo; si por capitalismo entendemos que cada persona tiene derecho a crecer económicamente en base a su esfuerzo estarían de acuerdo, pero si por capitalismo entendemos que el gobierno debe permitir que el que más tiene pueda conseguir más derechos o poder, pues ahí no estarían de acuerdo. Esto no es tan difícil de entender, es aquello de que con dinero no se pueda comprar todo, porque si con dinero se puede comprar todo, eso sí es capitalismo injusto. El dinero debe permitir comprar ocio, pero no debe permitir comprar salud, educación, libertad de acción, justicia... es decir, todo lo que son derechos naturales y humanos.
Como derechos naturales, no relacionados con lo que era el derecho natural romano, yo entiendo que cada ser humano, al igual que cada ser vivo con excepción de los domesticados, debería nacer con la certeza de que el resto del grupo humano va a ampararle, a cuidarle, a velar por este nuevo ser. Así de este modo contemplaríamos que debe haber una parte alícuota de terreno que le correspondería mientras viviese y que no debería ceder a ningún descendiente puesto que éstos a su vez nacerían con el mismo derecho. ¿Significa esto que no debe existir la propiedad privada? Pues claro que no, sólo significa que como mínimo se tiene este derecho y que cualquier mejora en la vida de una persona tiene que venir dada por su propio esfuerzo, pero éste en ningún caso podrá ser ilimitado, tendrá como topes los fijados por el sentido común, que aunque difíciles de exponer y quizá más aún de ser comunes, compartidos, existen sin duda.
Estos nuevos grupos de personas, respetuosos con la libertad personal, con los derechos del individuo, no creen que el reparto de lo no básico tenga que ser equitativo, porque ello no requeriría esfuerzo ninguno y significaría entender que hemos llegado como humanos hasta aquí por pura casualidad o destino divino, cuando lo cierto es que quienes nos han traído hasta aquí han sido personas como nosotros que un día entendieron que su ilusión y su esfuerzo podría convertirse en crecimiento para la humanidad.
De lo que se trataría ahora es de saber si una persona defiende o no ideas de derechas o izquierdas y yo me inclino porque en el fondo subyace el que la mayoría defendemos prácticamente lo mismo con pocos matices, sólo que el nombre que le aplicamos es diferente y nos asustan mucho los nombres y los colores que no son los nuestros, puesto que supuestamente, las más de las veces, eso forma parte de nuestra identidad, casi siempre heredada.
Lo que sí seguramente será compartido por la mayoría es que somos la mayoría quienes hemos de decidir qué y cómo queremos ser gobernados, y por este motivo si al final entendemos que la distancia entre la derecha que entienden la mayoría y la izquierda que entienden la mayoría, la que ambas partes defienden, no está tan alejada, no debería darnos miedo de que fueran las mayorías las que tomasen mediante plebiscitos determinadas decisiones.
Estoy seguro también que entre un poderoso banquero o financiero de derechas y una persona cualquiera, uno más como cualquier otro que vota a la derecha, hay diferencias en la forma de vivir, de afrontar la vida, de pensar, mucho más grandes que entre dos personas cualquiera que votan una a la derecha y otra a la izquierda y que comparten barrio, nómina y problemas; igualmente a la inversa, dos personas que votan a la izquierda, una de ellas desde su posición económica privilegiada y la otra desde una posición más humilde, seguramente tengan poco en común salvo el creer que están en la misma línea, cuando de hecho no es así, ni defenderán lo mismo en realidad, sólo comparten colores y la creencia de que pertenecen al mismo grupo ideológico.
Por lo tanto todo ello no tiene otra significación de que la mayoría de nosotros, de izquierdas, de derechas o de ninguno de los dos, no estamos tan alejados, simplemente hemos sido el "ejército de soldados", sin cargo alguno ni beneficio ninguno, que hemos defendido y apoyado a estos partidos políticos y que ahora estamos comprobando nos han defraudado a todos.
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