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jueves, 16 de mayo de 2013




A LA ATENCIÓN  DE   LA  SRA.  MINISTRA BAÑEZ.


En Toledo a 16 de Mayo de 2013



Siendo usted como es la  responsable del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, no veo a quién más puedo dirigir mi queja, ya que usted ostenta la más alta de las responsabilidades dentro de esta división del Gobierno que se dedica a ordenar y organizar cuanto corresponde al trabajo y la seguridad social.

Mi carta dirigida a usted tiene entre muchos otros propósitos, como sería  llamar su atención respecto de muchísimos temas que le atañen,  solicitarle el perdón por errar en un montón de artículos, resoluciones, textos refundidos, reales decretos, acuerdos y no sé qué más, relativas todas ellas y únicamente a decir que me he olvidado de firmar mi obligación trimestral como perceptor del subsidio de desempleo de 426 € con el que logro a duras penas que mi hija tenga motivos entre otros para amar a su padre.

El motivo del olvido que me lleva a escribirle esta carta y pedirle clemencia al modo que se hacía en el siglo XVII, es tan simple como involuntario, sin embargo reconozco mi olvido. Trimestralmente sólo tengo una obligación respecto del Ministerio que usted dirige, y es firmar la famosa tarjeta del paro, puesto que hasta la fecha de las ocho o diez veces que he ido a interesarme por si había o no algún puesto de trabajo para mí, no lo ha habido y en el año y medio que llevo anotado en esta lista pues tampoco me han llamado ustedes ni una sola vez; por lo que con  el motivo de la comunicación del derecho a subsidio que me concedieron en fecha 25 de Enero del presente año, me cambiaron la fecha trimestral por otra nueva, al mismo tiempo (cosas que ocurren) mi frigorífico que era el lugar donde anotaba esas fechas tan importantes para el buen funcionamiento del país, también se estropeo y en esos dos acontecimientos reside el gran error cometido, por el que su Ministerio y un montón de artículos, resoluciones, textos refundidos, etc., me comunica que al menos un mes habré perdido de ese subsidio.

Esto no dejará de reconocerme, porque así lo haría cualquier persona normal y usted suponemos que también lo es,  que es un castigo absurdo e impropio de un Ministerio que tiene como obligación constitucional dotar a las personas de empleo o en su defecto de una prestación para la subsistencia.
Acaso no es menos traumático un CASTIGO  de ir al propio Inem a hacer fotocopias durante una semana o no sería mejor que copiara cien veces como en el colegio :

no volveré a olvidarme de firmar la tarjeta del paro.

El castigo que me imponen es a la par que absurdo, injusto. La obligación constitucional de su Ministerio según el artículo que no deseo mencionarle puesto que lo conocen ya hasta los gorriones que revolotean en primavera en Ayamonte, de lo manido que está y de lo evidente que resulta, es encontrar un modo de llevar ingresos para cada una de las familias o personas de este país en edad de trabajar, algo que no sólo no se cumple sino que además a nadie se le pasa por la cabeza que usted esté interesada en cumplir al modo actual y sin la ayuda de deidades o vírgenes.
Quizá este escrito sea duro, quizá no sea habitual que la gente se exprese con esta libertad y ya sin miedo, pero en mi caso Sra. Bañez, tengo el tiempo contado, de hoy en menos de un año mis recursos se habrán acabado y entonces no tendré ni siquiera el derecho al amor de mi hija, por este motivo, por el recorte de un mes o lo que es peor por el castigo a no cobrar este mes, es por el que me dirijo a usted, pidiendo de nuevo clemencia al modo del siglo XVII, para que al menos, por si la divina providencia tiene a bien ayudarme a encontrar un medio de vida, sea el último mes con derecho a prestación la sanción que me imponen, puesto que de no ser así, de ser este mes cuando no me pagarán, no veo cómo lograré tener luz en casa, bañar a mi hija o permitirle ver aunque sea Bob Esponja, porque lo cierto es que ni siquiera para eso tendría. Sí creo que podré resolver el tema de la comida, afortunadamente tengo un vecino que ha hecho un huerto en casa y mal que bien podremos comer verduras.

No tengo mucho más que decirle, aunque para ser sincero sí que tengo cosas que decirle, pero ni siquiera creo que usted llegue a leer esta carta, motivo por el que me reservo incrementar argumentos y también publicarla en cuantos medios sea posible, porque no es de recibo para una persona sin recursos este tipo de castigos.

Espero tener algún día el placer de poder hablar con usted o con algún miembro de tan histórico Gobierno, no todos los de la democracia han sido tan peculiares ni han dejado la huella que ustedes sí dejarán.


Un saludo de un parado sin nada que perder.

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