El ser humano pierde la motivación para hacer cosas, cuando pierde la esperanza de que aquellas cosas sirven realmente para algo.
La motivación no es otra cosa que una ilusión por hacer algo y la desmotivación es la pérdida por tanto de la ilusión.
¿Cómo motivarse a pesar de que se sepa que no sirve para nada lo que hacemos?
Pues engañándose a si mismo. Este es uno de los pecados más crueles que se pueden cometer contra uno mismo, sin embargo es muy común entre los seres humanos y muchas veces imprescindible para seguir vivo.
Esta es una de las acepciones que contempla la R.A.E. respecto del significado de Motivación:
Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.
es decir, autoengañarse, porque qué es si no Ensayo mental preparatorio; sin embargo también nos dice de una acción, vamos que se refiere a algo concreto, es decir, al motivo, y aquí es donde puede fallar todo puesto que no siempre el motivo merece la pena.
Para tener motivación es imprescindible que exista un motivo y el motivo tiene que ilusionarnos, incluso hacernos perder a veces el sentido común para conseguir el objetivo que es el motivo, el origen de la motivación.
En las Empresas siempre debe existir un motivo para hacer algo, éste no tiene porque ser un objetivo, puesto que a veces para alcanzar un objetivo hay que conseguir distintos estadíos de motivación, incluso diferentes momentos de motivación; se empieza por motivarse para alcanzar algo sin lo cual no podría alcanzarse el siguiente momento de motivación, y uno detrás del otro se logra alcanzar el objetivo.
Para ello es necesario una cooperación de todos los elementos de una empresa, entendiendo como elementos desde los propios trabajadores hasta el último bolígrafo que empleamos para desarrollar nuestro trabajo, que deben ser válidos en la consecución de momentos para alcanzar los motivos, para finalmente conseguir un objetivo. Si todos los elementos de la empresa no están igual de motivados o no sirven hay que prescindir de algunos de los que obstaculicen esa motivación, pero si el problema es que la dirección gestora, es decir quien posee la jefatura de la gestión, organiza y decide, es incapaz de motivar a los elementos, hay que prescindir de esa dirección gestora, puesto que incluso a ésta se le debe considerar como un elemento más de la consecución de objetivos, haciendo todo lo posible para eludir su incapacidad de dirigir y de motivar y de ser reemplazada por otra que sí posea esta capacidad. Esto mismo ocurre de igual modo en POLÍTICA, es más, tendríamos como mejor modelo el de los Gobiernos, ya fueran de un país, una comunidad autónoma, un municipio o cualquier otra entidad.
Es obvio el significado de la palabra motivación, para animar o animarse luego si la dirección gestora de esa Empresa es incapaz de animar a los diferentes elementos que concurrirían para conseguir un objetivo, pues ¿qué hay que hacer? obviamente o cambiar a la dirección o enseñarle a dirigir, si es que aún posee algo del encanto que tuviera en mejores tiempos.
Ejecutarla con interés y diligencia. ¿cómo va a existir interés y diligencia?, ni lo uno ni lo otro, lo que realmente consigue una dirección gestora incapaz de motivar es justo lo contrario: desinterés, que conlleva a errores contínuos; y todos estos antónimos de diligencia que ni siquiera me voy a molestar en desarrollar por su evidente significado de comprensión
Creo que no resta nada de decir por la evidente carencia de argumentos para opinar lo contrario. Sin embargo sí es imprescindible entender que no hay que dar nada por perdido, siempre hay que buscar puertas que abrir, opciones para cambiar y no se debe dar por perdido nada hasta que finalmente se muere. Luego mientras se está vivo hay que caminar y buscar el camino hasta encontrar la puerta por la que tener opciones de vida.
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