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jueves, 21 de febrero de 2013

Historia del éxito, o quizá del fracaso.




Esta es  la historia de un muchacho, que en un día de pesca en el lago de su ciudad no podía creer su suerte. A su lado, se encontraba la persona de mayor éxito en su país y  también pescando. El muchacho viendo la tremenda oportunidad de aprender de aquella persona de tanto éxito se acercó y tímidamente le pregunto:

-Señor, usted que ha conseguido tanto éxito en todas las áreas de su vida, ¿podría decirme cual es el secreto del éxito? 
-Como no, muchacho, sígueme. 

Fueron a un bote que estaba amarrado a la orilla y una vez acomodados en él, el señor le ordeno que remara hacia el centro del lago. Cuando estaban llegando, en un momento de descuido del muchacho, el señor cogió al muchacho y lo lanzó por la borda manteniéndolo hundido debajo del agua. El muchacho comenzó a patalear y a agitar sus brazos por la falta de aire. Cuando casí no podía más, el señor lo sacó fuera del agua sólo un instante para que tuviese tiempo de tomar aire de nuevo. Y de nuevo hacia abajo. 
El muchacho se movía desesperadamente intentando salir hacia afuera del agua para respirar, pero el señor no le dejeaba. Sólo cuando el muchacho estaba ya apunto de perder el conocimiento el señor lo sacó del agua y lo depositó de nuevo en la barca. Tan pronto como se recuperó, el muchacho comenzó a gritar:

-pero está loco, ha intentado matarme, casi muero ahogado.

- En que pensabas cuando estabas ahí abajo muchacho.
- ¿Qué en que pensaba? ¿Usted en que cree que pensaba? ¿En irme de fiesta? ¿En pasarlo bien?...
Pensaba: quiero aire, necesito aire, tengo que respirar como sea.
- Pues bien, muchacho, cuando quieras el éxito igual quedeseabas esa próxima bocanada de aire, entonces loobtendrás.
Este es un cuento que encontré no sé dónde ni cuándo, pero se me quedó grabado en la memoria.

La moraleja cada quien la extrae como quiere, así que para mí es tan simple como que sólo saldremos de donde estamos luchando, no callando. Otros quizá piensen que la historia es cruel y quizá tienen razón, pero yo me quedo con mi moraleja no con la historia.

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